Chris Jordan. Gyre, 2009. 8×11 feet, in three vertical panels

La obra de Chris Jordan utiliza la fotografía para construir un discurso crítico sobre el consumo de masas y la ingente cantidad de desperdicios que genera. Cada serie fotográfica propone un modo diferente de aproximación, una obra que en términos generales se mueve entre la atracción estética, la denuncia ecológica y el activismo visual.

Dos de sus series fotográficas más aclamadas inciden en la idea de que lo visual o, más concretamente el impacto de las representaciones en la esfera social, puede propiciar un debate profundo sobre nuestros hábitos de vida y sus consecuencias. La visualidad fructifica ante la oportunidad para provocar una reacción en el espectador: en «Running the Numbers: An American Self-Portrait» (2006-Work in progress) y «Running the Numbers II: Portraits of global mass culture» (2009-Work in progress) se centra en la basura y los deshechos producidos en EE.UU. y a escala global, respectivamente. Esta temática recorre gran parte de la obra de Jordan, pero en el caso de las series citadas procede de un modo más complejo: las fotografías se convierten en un mecanismo de percepción para conformar una experiencia artística que se desplaza de lo puramente visual a una trama óptica desplegada ante la ampliación de la imagen, y que esconde otro orden de significados.

Cada obra, fotografías de gran formato, presenta dos niveles de visión, desde lo general a lo concreto, y cada uno de ellos con un significado distinto. La articulación de ese desplazamiento se fundamenta en tres elementos esenciales. [1] El uso de imágenes y obras icónicas procedentes del ámbito artístico y otras disciplinas gráficas, imágenes ampliamente reconocibles que sirven como marco de entrada a ese primer nivel general en el que prima la experiencia estética. En muchos casos, se trata de fotografías que reproducen cuadros que la historia del arte ha canonizado, referencias pictóricas que han perdurado a lo largo del tiempo. [2] Las estadísticas de objetos y productos consumidos durante un periodo de tiempo determinado, representadas en imágenes que conectan visualmente los datos con su impacto ambiental. [3] Los valores estadísticos se traducen visualmente en un segundo nivel perceptivo, en el que la amplificación de la imagen y su detalle saca a relucir el tema principal de la obra: el consumo y sus residuos. La contemplación estética se transforma en contemplación activa, un resorte que estimula la reflexión.

Chris Jordan. Caps Seurat, 2011. Serie «Running the Numbers: An American Self-Portrait» (2006-WIP). Representa 400,000 tapas de botellas de plástico, lo que equivale al número promedio de botellas de plástico consumidas en los Estados Unidos cada minuto (leyenda añadida a las imágenes en la web de Chris Jordan)

En ambas series, cada obra se define en la relación vinculante entre lo que se ve y lo que permanece oculto, una metáfora adecuada que se correlaciona directamente con la percepción social del universo de deshechos que nos rodean e inundan. En virtud de ese planteamiento dialéctico, Jordan busca revelar el mundo más allá de su apariencia, e impulsar así un ejercicio reflexivo que compete tanto al estadio perceptivo del espectador como a su capacidad para integrar nuevos significados sobre el deterioro ambiental y ecológico tomando como indicador principal los propios efectos de la acción industrial y del consumo a gran escala.

Tal como afirma el fotógrafo: «Si no podemos comprender el problema, entonces no sentiremos nada y por lo tanto, no actuaremos. Estoy tratando de crear estas imágenes que nos encaminan a la comprensión del tema, y así empezaremos a sentir algo, no es simplemente un ejercicio intelectual. Sólo cuando nos sintamos enojados, tristes o asustados actuaremos con decisión». La práxis artística adquiere pleno sentido en el contexto de una modalidad de activismo visual que promueve la toma de conciencia de una problemática que acontece en lo individual y lo colectivo, y ha de ser desvelada en toda su magnitud.

Chris Jordan. Gyre II, 2011. Serie «Running the Numbers II: Portraits of global mass culture» (2009-WIP). Representa 50,000 encendedores de cigarrillos, igual al número estimado de piezas de plástico flotante en cada milla cuadrada en los océanos del mundo (leyenda añadida a las imágenes en la web de Chris Jordan)

Esa implicación individual y colectiva se muestra metafóricamente en el desplazamiento que abre el segundo nivel visual expuesto en las obras. La ampliación progresiva de la imagen principal, aquella que tiene un valor icónico y reconocible, va mostrándose de manera difusa hasta alcanzar un grado de detalle en el que se aprecia tanto el conjunto de material acumulado como cada objeto o producto individualizado: botellas o bolsas de plástico, mecheros, colillas, latas, bombillas, etc. Pero también incumbe a otros materiales que, de una u otra forma, encarnan gasto y consumo: tarjetas de créditos, llaves de coches, catálogos de pedidos, etc. Objetos con los que convivimos diariamente sin ser demasiado conscientes de que, como materia de deshecho, tienen una repercusión nefasta en los ecosistemas.

Ante la acumulación de objetos desechados, la obra de Jordan plantea igualmente otras paradojas que se hacen especialmente palpables en algunos trabajos: la atracción por la estética de la destrucción y del residuo, que se refleja en el modo de abordar sus imágenes (composición, valor cromático, encuadre, color, etc). En «Running the Numbers» esa apreciación se manifiesta en los dos niveles perceptivos de las imágenes: por un lado la iconografía perteneciente al mundo del arte, y por otro la disposición estética de los objetos acumulados. Pero series fotográficas anteriores como «Intolerable Beauty: Portraits of American Mass Consumption» (2003-2005) ya se movían entre la intención estética y la determinación de agitar la conciencia ante los excesos de nuestro sistema de consumo y el deterioro ambiental, incluso con mayor convicción hacia un orden visual que intensificaba el placer estético ante la perspectiva crítica de las fotografías.

Tomando como ejemplo esta última serie, esa paradoja es expresada por Jordan como una contingencia que conduce a la complejidad: «Estoy consternado por estas escenas, y sin embargo, atraído por ellas con asombro y fascinación. La inmensa escala de nuestro consumo puede parecer desolador y macabro pero también extrañamente cómico e irónico, incluso oscuramente hermoso; para mí esto es una característica constante de una asombrosa complejidad». Al aceptar la belleza inherente al residuo, la obra de Jordan se hace eco del esteticismo desarrollado en el periodo romántico sobre las alegorías de la ruina, pero lo asume como una deriva característica del tiempo contemporáneo. Si el romanticismo sublimaba el mundo antiguo, el pasado, a partir de la representación del mundo en ruinas, Jordan atiende a otro propósito por el cual la belleza proyecta un mundo idealizado en extremo.

Chris Jordan. Venus, 2011. Serie «Running the Numbers II: Portraits of global mass culture» (2009-WIP). Representa 240,000 bolsas de plástico, igual al número estimado de bolsas de plástico consumidas en todo el mundo cada diez segundos (leyenda añadida a las imágenes en la web de Chris Jordan)

Esa síntesis que modula el residuo bajo un criterio estético responde, en su discurso general, a una estimación igualmente crítica sobre aquello que los objetos significan social y culturalmente: objetos que se recrean en su propia magnificiencia y atractivo, y tienden a desactivar la visión global de las particularidades de su recorrido hasta terminar en el vertedero o en muy diversos espacios naturales: mar, bosques, montañas, ríos, playas, etc. Y sin embargo, los números (Running the numbers) funcionan como contrapeso, sacando a superficie una realidad más fea.