Voluntad 1 responde a una pregunta aparentemente simple, insustancial: ¿qué son unas zapatillas?, y, por extensión, ¿cómo se desvía el significado de las zapatillas utilizadas en el skate de la definición general para ese tipo de objeto de consumo?. Se trata, por tanto, de una obra en tanto que hay una intención guiada por un proceso constructivo, creativo: parte de una idea que se constituye en un proceso de elaboración particular y adquiere una lógica interpretativa en su acabado y materialización final.
Así, la obra se mueve en dos niveles distintos pero interdependientes. Por un lado, el empleo de las zapatillas en la práctica del skateboard origina un desgaste continuo, el cual termina produciendo signos de diferente índole: fisuras, agujeros, manchas, raspaduras, erosiones, suciedad. Incluso la intervención del skater ante esa erosión produce otros signos nuevos: el parche que intenta reparar las brechas puede considerarse parte de ese conjunto. Algunos tienen más importancia que otros según la forma del deterioro, pero todos funcionan como un conjunto de representación que simboliza aspectos sustanciales de la vida de un skater: experiencia, dedicación, compromiso, aprendizaje. La rotura es la consecuencia de un acto de voluntad y esfuerzo, pero también imprime el reconocimiento del skater entre sus iguales, en la comunidad.
Por otro lado, esas zapatillas modifican sus cualidades como objeto de consumo invirtiendo su sentido al dotar la idea de «valor de uso» de una perspectiva singular: el deterioro otorga al objeto relevancia, prestigio. Las zapatillas se convierten en un objeto trascendente. La dicotomía entre lo nuevo y lo viejo pierde su referencia y se diluye porque las zapatillas, esas zapatillas, ya no operan en un sistema de mercado convencional-al-uso por el cual el desgaste es sancionado y cualquier cosa es reemplazada sin concesiones.